Orebody: Binder’s Tale es un pequeño indie desarrollado por Orebody Inc y de sabor muy clásico tanto a sus mandos como en su estética; llevando al jugador a un mundo de ciencia ficción en el que controlaremos a un robot con la misión de llegar a una ciudad flotante mientras nos abrimos paso a disparos contra los diversos enemigos de nuestro camino.
Tráiler de Orebody: Binder’s Tale
Historia
La historia de Orebody: Binder’s Tale no cuenta con grandes sorpresas, de hecho, el propio juego muestra con orgullo ser un homenaje al 8 bits en todo momento, música, gráficos, incluso en el formato de su historia: Narrando lo justo para que sepamos del personaje a través de pocas líneas que se intercalan en imágenes estáticas. Simplemente, ofrece una excusa para realizar un viaje de nuestro personaje sobre diferentes paisajes hasta su meta particular.
Estamos ante un argumento sencillo: Un robot huérfano, llamado Binder, que emprende un viaje por Orebody para llegar a la Ciudad Flotante de Galvanstad por motivos de venganza.

Jugabilidad
Orebody: Binder’s Tale trata de hacer recordar las sensaciones de un juego de 8 bits, con todo lo que ello supone. Es un run and gun muy alejado del frenetismo que puede tener otros en este género; es más, si no quieres morir de un simple toque, vas a tener que pararte a ver y recordar los movimientos de algunos enemigos, siendo varios de ellos excesivamente rápidos en comparación a la lenta velocidad del personaje.
Es un juego pausado; incluso en nuestros propios disparos no hay que esperar mucha velocidad, ni tampoco rango, haciendo que a veces nos tengamos que acercar bastante a los enemigos. Se echa en falta alguna animación de los enemigos que indiquen que han recibido el daño, puesto que para saber esto, solo disponemos de un pequeño sonido de impacto que puede pasar desapercibido.

Desgraciadamente, el juego no es del todo justo con el jugador en momentos puntuales. Se sabe que en Nes había juegos que requerían de bastante exigencia a los mandos, y sí que es cierto que, sobre todo en sus batallas contra jefes, Orebody: Binder’s Tale acierta pidiendo al jugador que analice el patrón de movimientos de los mismos para derrotarlos. El problema surge sobre todo en enemigos comunes.
Algunos juegan mal con la sorpresa, atravesando paredes para poder llegar rápidamente al jugador, otros directamente cuentan con un ritmo de disparos que resulta difícil de eludir en momentos concretos. Perderás más de una vida por estas situaciones, que se pudo haber resuelto de distinta forma. Tampoco es justo con sus checkpoints, restando accesibilidad general al título.

El juego cuenta, además de más de 10 jefes, 5 poderes especiales a modo de power up para nuestro robot, aparecerán en cajas voladoras que deberemos disparar para abrir y, si morimos, las perderemos al instante. Visualmente, no destacan demasiado, y no todas son tan útiles, pero aportan una capa más de jugabilidad.
La parte plataformera de los niveles, globalmente, están algo mejor resueltos sin ser una locura, aportan su variedad y el salto, propio de un videojuego retro, no es el más veloz, pero sí cumple su cometido. También podremos agacharnos para esquivar balas y ciertos enemigos y, mientras avancemos, desbloquearemos también algún movimiento nuevo como un pequeño acelerón hacia delante que será quizás nuestra mayor maniobra de evasión.
Apartado técnico y contenido
Lo que más le puedo achacar entre tanta esencia visual y sonora retro es cierta falta de personalidad en algunos enemigos comunes. También experimenté alguna aislada bajada de framerate en el nivel 2, de ambientación más desértica, que ocurre en una zona en concreto y, si ya has experimentado ese defecto en otros títulos, lo captarás. Aparte de eso, y como se puede esperar, Orebody se mueve bien.

El juego cuenta con extras muy interesantes; los más sencillos son un modo estilo «jukebox» donde podremos escuchar desde un primer momento la banda sonora del juego principal, y una galería con varias imágenes, entre ellas, algunas alejadas a la estética píxel que reina en gran parte de la globalidad de títulos y, particularmente, las que mejor resaltan la ciencia ficción del mundo de Orebody.
A esto le sumamos dos modos de dificultad (novato y avanzado), en novato ya supone un reto para los menos familiarizados de estos géneros; también se incluye desbloqueado desde el principio el modo boss rush para practicar la jugabilidad del juego de la mejor manera posible.

El mejor añadido extra sin duda es Sand Ripples, creado con retro puzzle maker, y que nos lleva a un pequeño juego aparten de género puzzle, también homenajeando estéticamente a los 8 bits y, en concreto, me recordó en estética un poco al primer The Legend of Zelda aunque aquí no luchemos contra enemigos.
En Sand Ripples manejamos a un calamar de arena que tendrá que superar un total de 22 niveles que superaremos consiguiendo ciertas gemas repartidas en la pantalla, colocando cajas en agujeros repartidos o ambos. Este añadido es un complemento genial que contrasta el run and gun de la aventura principal, y su dificultad aumenta poco a poco, sin llegar nunca a frustrar, y funciona como entretenimiento a pesar de su sencillez. Aunque cuente con textos en inglés, su historia es meramente anecdótica y busca simplemente entretener.
Conclusiones
Orebody es un añadido interesante para el público al que se dirige, sobre todo; los nostálgicos de las 8 bits. Por desgracia, varios de sus defectos y faltas, sobre todo visuales y jugables, lo llevan más a ser más como una curiosidad más que como un nombre a tener muy en cuenta cuando mencionemos este tipo de indies que homenajean el pasado. Pese a ello, estamos ante un juego interesante para este mismo público.
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