El célebre ilustrador de One Punch Man, Yusuke Murata, reveló que no necesita buscar lejos para perfeccionar sus anatomías. Su propio hijo, apasionado del culturismo, es su modelo constante. Murata explicó que gracias a él “nunca se queda sin material de referencia en vivo”. Esto aporta una dimensión íntima y artesanal a su proceso creativo. La dinámica familiar le permite estudiar poses y musculatura con un nivel de detalle excepcional. También añade un trasfondo humano que enriquece la energía y el dinamismo que distinguen su trabajo.
¿Por qué una referencia en vivo y a la mano es un secreto de producción tan crucial que permite a Murata superar los límites de la anatomía y mantener una calidad inigualable bajo las brutales presiones de un manga semanal? Lo analizamos.
La ventaja del referente vivo en el arte de murata

El arte de Yusuke Murata destaca por su dominio del cuerpo en movimiento. Sus músculos en tensión, las torsiones extremas y los impactos capturados al instante no pueden reproducirse con una foto fija ni con un modelo 3D genérico. Ese nivel de precisión nace de un recurso invaluable: su propio hijo, un joven fisicoculturista que funciona como referente vivo en cualquier momento.
Gracias a él, Murata puede observar la anatomía real bajo instrucciones específicas, desde un hombro elevado hasta un giro completo de torso. En una serie como One Punch Man, donde la fuerza de personajes como Saitama o Garou debe sentirse auténtica incluso en lo imposible, esta observación directa marca la diferencia. Su experiencia de primera mano convierte la exageración en credibilidad y le permite dibujar acción que se siente viva en cada panel.
La precisión como escudo en la Producción de Murata

En una industria donde el tiempo siempre corre en contra y los errores visuales aparecen con frecuencia, la ventaja de Yusuke Murata se vuelve evidente. El anime de One Punch Man llegó a mostrar fallos tan notorios como un personaje con seis dedos, prueba de lo frágil que puede ser la calidad cuando los calendarios aprietan. Frente a ese caos habitual, Murata trabaja con un sistema de referencia personal que actúa como un muro infranqueable contra la inconsistencia.
La lógica detrás de su método es contundente. El proceso estándar para muchos artistas implica buscar imágenes en bancos públicos o apoyarse en modelos 3D genéricos. Ambos recursos consumen tiempo, generan repetición visual y pueden llevar a errores anatómicos cuando la prisa obliga a simplificar. Murata evita todo eso con un solo movimiento: tener la referencia en casa. No necesita rastrear archivos interminables ni ajustar poses digitales; observa, corrige y dibuja. El resultado es un ahorro de tiempo enorme y una consistencia anatómica que refuerza la autoridad artística de su obra.

El Veredicto
La revelación de que Yusuke Murata usa a su propio hijo como modelo es más que una curiosidad familiar; es la clave que desbloquea su velocidad y calidad inigualable. Es un sistema de producción personal que garantiza la autenticidad anatómica y la coherencia visual que el fandom tanto valora.
Sostenemos que esta anécdota subraya que la maestría en el manga no se basa solo en el talento inherente, sino en la metodología experta y la dedicación al detalle. Murata ha encontrado la solución perfecta y orgánica para mantener el estándar de oro de la industria.
¿Crees que el uso de referencias en vivo y personales es lo que realmente separa el arte de un maestro como Murata de otros mangakas con gran talento pero menos tiempo? Déjanos tu opinión en los comentarios.