Esperar cerca de veinte años por Metroid Prime 4: Beyond ha sido, sin exagerar, una auténtica prueba de paciencia y confianza. Después de dedicarle varias horas en la nueva Nintendo Switch 2, la recompensa se siente inmediata. Retro Studios ha conseguido una hazaña técnica notable: el juego no solo luce espectacular, sino que se juega con una fluidez impecable. Su rendimiento en 4K a 60 cuadros por segundo no es un simple dato técnico, sino una demostración clara del salto generacional que justifica por completo la llegada de la nueva consola.

El mundo abierto: un desierto que redefine el ritmo
a apuesta más llamativa, y también la más arriesgada, está en la estructura del mapa. En lugar del clásico diseño interconectado al estilo “queso suizo”, esta entrega opta por regiones más tradicionales, unidas por un vasto desierto que se recorre a bordo de una motocicleta.
Sobre el papel, la idea de una Samus motorizada resulta atractiva y, en la práctica, el manejo de la moto es sólido y agradable. El desierto funciona como un gran espacio de transición que separa cada zona y ofrece una escala distinta al viaje, reforzando la sensación de aventura y desplazamiento. Aunque estos trayectos pueden sentirse más tranquilos y contemplativos, también sirven como una pausa que contrasta con la intensidad de las áreas principales.
Y es precisamente al dejar la moto y adentrarse en las mazmorras donde el juego despliega todo su potencial. Ahí la esencia de Metroid Prime brilla con fuerza, un diseño de niveles inteligente, puzles ambientales bien integrados y enfrentamientos contra jefes memorables que premian la observación y el pensamiento estratégico. Puede que el camino hasta llegar a estos momentos sea más reposado, pero la recompensa al alcanzarlos confirma que la magia de la saga sigue intacta.

Adiós a la Soledad: ¿Samus necesita niñera?
Otro punto de fricción es la narrativa. Metroid siempre ha sido sobre el aislamiento, tú contra un planeta hostil. En Beyond, casi nunca estás solo. Los miembros de la Federación Galáctica te acompañan, te hablan y, lo peor de todo, te dicen a dónde ir.
Esta «ayuda» constante se siente como si Retro tuviera miedo de que el jugador moderno se pierda. Rompe la inmersión ver a Samus, la cazarrecompensas más letal de la galaxia, recibiendo órdenes de NPCs genéricos o teniendo que salvarlos en medio de un tiroteo. Aunque la historia cumple (con el regreso de Sylux y una trama sobre los antiguos Lamorn), la constante cháchara de fondo hace que echemos de menos el silencio opresivo de Tallon IV.

Técnicamente Impecable: La Switch 2 saca músculo
El apartado técnico es indiscutible. Jugar en Modo Rendimiento (1080p/120FPS) es una delicia para los que buscan precisión en el apuntado, especialmente si usas el modo ratón con el Joy-Con derecho (que emula la precisión de un PC).
Los efectos de iluminación, el HDR y las texturas en las zonas cerradas son de lo mejor que hemos visto en la consola. Ver el reflejo de los ojos de Samus en el visor o cómo la lluvia interactúa con el cañón demuestra que Retro Studios sigue siendo el rey de la atención al detalle. La banda sonora de Kenji Yamamoto vuelve a ser atmosférica y perfecta, salvando los muebles cuando la narrativa flaquea.

Veredicto: Una obra maestra atrapada en la modernidad
Metroid Prime 4: Beyond es un título imprescindible para poseedores de Switch 2, pero no es la secuela perfecta que idealizamos durante 18 años. Cuando quiere ser Metroid Prime, es el mejor de la saga: denso, inteligente y atmosférico. Pero cuando intenta ser un «mundo abierto moderno» con NPCs y vehículos, pierde su identidad.
Lo Mejor: El diseño de las mazmorras clásicas y los jefes. Gráficamente es un portento. El control tipo ratón es exquisito.