COMICUP, la convención de cómics más grande de China, provocó una fuerte sacudida en la comunidad cultural al anunciar un cambio radical para su próxima edición en Hangzhou, prevista para finales de diciembre. A pocos días del evento, la organización informó que adoptará un formato exclusivo de Nuevo Estilo Chino. Esta decisión excluye en la práctica el cosplay y las exhibiciones vinculadas al anime y al manga japonés. Bajo las nuevas normas, el personal del evento podrá retirar o impedir el acceso a cualquier contenido que no se ajuste a la temática nacional.
La medida tuvo consecuencias inmediatas. Varios expositores cancelaron su participación y entre los asistentes crece el temor a una caída notable en la afluencia. También surge un impacto económico indirecto, ya que el evento suele atraer a miles de visitantes de otras regiones. Ese flujo de turismo y consumo local ahora se encuentra en riesgo.
La política filtrándose en la cultura pop

La decisión de COMICUP se interpreta como un reflejo de cómo las tensiones políticas y diplomáticas están comenzando a permear espacios tradicionalmente dedicados al intercambio cultural. Durante años, las convenciones de cómics y cosplay funcionaron como puntos de encuentro donde las influencias internacionales convivían sin fricciones visibles. En este nuevo escenario, sin embargo, estos espacios parecen cada vez más condicionados por lineamientos ideológicos que redefinen qué expresiones culturales son aceptables.
La imposición de un estilo exclusivamente nacional no surge de una demanda clara del público, sino de un contexto más amplio que busca limitar la presencia de influencias extranjeras, particularmente japonesas. Esta situación genera incertidumbre entre los asistentes, quienes ya no tienen la certeza de que sus personajes favoritos serán bienvenidos en futuras ediciones, y transforma un evento de celebración creativa en un espacio de vigilancia temática constante.
El vacío que deja la ausencia del anime y el manga

La cultura de las convenciones modernas está estrechamente ligada al anime y al manga japonés. Estas franquicias han sido el principal motor de asistencia, comercio y proyección internacional. Personajes y series impulsan la venta de mercancía, atraen patrocinadores y justifican largos desplazamientos del público. Al excluir este componente, COMICUP renuncia a uno de los pilares de su atractivo masivo.
Aunque China ha impulsado producciones locales de mayor calidad en años recientes, estas aún no poseen una base de fans comparable a las grandes franquicias japonesas. Sostener la convención más importante del país con un catálogo cultural limitado supone un reto considerable. Sin el atractivo global de estos íconos, el evento puede perder relevancia internacional y convertirse en una feria de alcance principalmente local.

El Veredicto
La transformación del COMICUP en un evento nacionalista es una herida autoinfligida. Al anunciar este cambio con tan poca antelación, la organización ha demostrado una gestión de crisis deficiente, condenando el trabajo de meses de miles de artistas. Expulsar a Japón de la ecuación es ignorar al creador del manual de éxito de esta industria.
Sostenemos que este es un retroceso alarmante. Una convención debe ser un espacio de intercambio universal. La prohibición no hará que el contenido chino sea más amado; solo hará que el evento sea más pobre. El resultado será una caída en el turismo, pérdidas económicas para los artistas y una comunidad de fans profundamente resentida por la politización de su pasatiempo.
¿Crees que el «Nuevo Estilo Chino» tiene la fuerza suficiente para mantener viva la convención sin el apoyo del anime japonés, o este es el inicio del declive definitivo del COMICUP? Déjanos tu opinión en los comentarios.
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Oigan en AMNOSugli, lo de llamar al anime y al manga ‘japones’ sobraba.