Recientemente, el exdirector técnico de Rockstar North, Obbe Vermeij, ha sacudido los cimientos de la industria. Reveló que, en su momento, existió la intención real de convertir a Grand Theft Auto en una serie de lanzamientos frecuentes con ubicaciones internacionales. Siguiendo un modelo similar al que hoy conocemos en Assassin’s Creed. La idea de visitar ciudades como Río de Janeiro, Moscú o Estambul no era un simple deseo. Era un plan estratégico que pudo haber cambiado el destino de la franquicia. Pero ¿por qué Rockstar decidió dar un paso atrás y mantenerse fiel a las fronteras estadounidenses? Lo analizamos para entender el impacto emocional y técnico de esta decisión.
El dilema de la identidad: ¿Sátira americana o fenómeno global?

Para nosotros, como analistas que hemos seguido cada entrega de la saga, queda claro que la esencia de Grand Theft Auto reside en su crítica ácida a la sociedad norteamericana. Al plantearse un modelo de «trotamundos» similar al de Ubisoft, el equipo de desarrollo se enfrentó a un desafío creativo monumental. ¿Cómo mantener esa sátira mordaz en culturas tan distintas sin caer en representaciones superficiales? Tras haber analizado la evolución de los mundos abiertos, es evidente que la cohesión narrativa de la marca corría peligro.
La posibilidad de un título ambientado en Tokio estuvo increíblemente cerca de materializarse. Pero la logística técnica y el temor a no poder capturar la idiosincrasia japonesa con la misma precisión que la estadounidense frenaron el proyecto. En mi opinión profesional, Rockstar priorizó la profundidad temática sobre la expansión masiva. Si hubieran optado por el camino de la «anualización» o el cambio constante de ambientación, es muy probable que no habríamos alcanzado el nivel de detalle casi obsesivo que vemos hoy en día, sacrificando la calidad por la cantidad.

La ambición de Grand Theft Auto en ciudades internacionales
Desde una perspectiva de diseño de niveles, imaginar un Grand Theft Auto en las favelas de Río o en las históricas calles de Estambul es un ejercicio fascinante. Sin embargo, la visión técnica de Vermeij sugiere que el equipo sentía que el éxito de la franquicia estaba intrínsecamente ligado a la «Americana». El riesgo de alienar a la audiencia al abandonar la familiaridad de sus parodias de Nueva York o Los Ángeles era demasiado alto en una época donde cada entrega definía el futuro de la compañía.
Al observar cómo otras franquicias se han diluido al intentar abarcar demasiado, mi análisis experto indica que mantener la saga en EE. UU. permitió establecer un vínculo de confianza inquebrantable con el jugador. Sabemos qué esperar de un mundo de Rockstar. Una experiencia inmersiva que no solo nos divierte, sino que nos obliga a reflexionar sobre el consumo, la violencia y la política a través de un lente muy específico. Intentar replicar esto en Moscú, sin el conocimiento cultural profundo de la región, habría resultado en una obra carente del alma crítica que define a la marca.

Veredicto: El triunfo de la esencia sobre la expansión
Tras haber visto cómo se desarrollan las grandes producciones de la industria, creo que la decisión de no convertir a Grand Theft Auto en una saga estilo Assassin’s Creed fue el movimiento maestro que aseguró su longevidad. Aunque como fans nos queda la espina emocional de qué hubiera pasado en un mapa japonés, la consistencia del universo creado por Rockstar es lo que hoy permite que cada lanzamiento sea un evento histórico sin precedentes. La marca prefirió ser la dueña absoluta de un nicho cultural antes que un viajero frecuente sin un destino claro.
La verdadera magia de la franquicia no es solo la libertad, sino el contexto social que nos rodea mientras jugamos. ¿Crees que la saga habría sobrevivido a un cambio tan drástico o consideras que su fortaleza reside precisamente en su enfoque regionalista?

Déjanos tu opinión en los comentarios y dinos si crees que, con la tecnología actual, Rockstar debería finalmente cruzar el océano en futuras entregas.