Durante años, los portales ilegales de manga funcionaron en una especie de zona gris, los sitios distribuían obras sin contar con los derechos correspondientes, mientras que la infraestructura que los mantenía rápidos y protegidos, servicios como Cloudflare se desentendía del problema alegando simple “neutralidad”. Esa etapa llegó a su fin hoy, gracias a un proceso que involucro a las compañías de manga más importantes.

El Tribunal de Distrito de Tokio falló a favor de los cuatro titanes de la industria del manga, Shueisha, Kadokawa, Kodansha y Shogakukan, obligando a la empresa estadounidense Cloudflare a pagar 500 millones de yenes (3.2 millones de dólares). Pero no te confundas, el dinero que pago la empresa estadounidense es lo menos importante. Lo verdaderamente histórico y de suma importancia es que la justicia ha declarado oficialmente que la tecnología de aceleración web puede ser cómplice de un delito.
El fin de la excusa: La pirateria del anime se enfrenta a serios problemas
Para entender por qué este fallo es revolucionario, hay que analizar el argumento técnico. Cloudflare ofrece servicios de CDN (Red de Entrega de Contenido). Básicamente, guarda copias de una web en servidores de todo el mundo para que cargue rápido.
Aunque esto no es todo, ya que gracias a las tecnologías de la plataforma es posible ahorrar costos operativos significativamente que permiten operar desde servidores pequeños, en gran medida porque estas tecnologías desarrolladas permiten que gran parte del tráfico sea procesado por Cloudflare y no por el servidor de origen. En pocas palabras, el servidor de origen solo sirve para surtir el material y es la empresa estadounidense quien procesa casi todas las solicitudes. La defensa de Cloudflare fue clásica: «Solo transmitimos datos pasivamente, no controlamos el contenido».

El tribunal japonés destruyó este argumento y determinó que al guardar en caché (copiar) el contenido pirata en sus servidores japoneses para acelerar la carga, Cloudflare no estaba siendo pasivo; estaba optimizando el delito. Sin la velocidad de Cloudflare, estos sitios piratas (que recibían 300 millones de visitas al mes) serían lentos e inestables, por lo que serían altamente costosos como para operar y distribuir con facilidad contenido del que no poseen derechos de autor. En términos simples, Cloudflare no robó el banco, pero puso el auto de fuga turbo-cargado y pavimentó la carretera para los ladrones.
4,000 Títulos y una advertencia ignorada
La demanda, presentada en originalmente en el año 2022, dejó al descubierto la verdadera escala del problema. Títulos de enorme peso comercial como One Piece, Kingdom o Attack on Titan registraban entre 70 millones y hasta 2 mil millones de lecturas ilegales cada mes, un nivel de piratería que supera con creces cualquier estimación previa y que evidenció el impacto económico directo sobre los autores y las editoriales.
Pero lo que realmente hundió a la empresa estadounidense no fue únicamente el hecho de brindar soporte técnico a estos portales, sino su falta de acción. Los demandantes demostraron que Cloudflare continuó ofreciendo protección y servicios de infraestructura a varios de estos sitios, incluso después de haber recibido múltiples avisos formales de infracción. En otras palabras, no fue solo una omisión, fue una continuidad deliberada del servicio pese a conocer la actividad ilícita.
Aunque la multa fijada 500 millones de yenes pueda parecer modesta frente a los 3,600 millones de yenes en pérdidas estimadas, las editoriales nunca buscaron recuperar la totalidad del daño económico. En realidad, limitaron su reclamación a una fracción con un objetivo claro: agilizar el proceso judicial y obtener lo que de verdad necesitaban, un precedente legal sólido. Y lo consiguieron. La sentencia abre la puerta a futuras acciones contra cualquier compañía que se escude en la “neutralidad” mientras respalda técnicamente a sitios de piratería.
¿Qué significa esto para el futuro de internet?
Este es el punto crítico que tu competencia no está viendo. Al establecer que un proveedor de infraestructura es responsable por «facilitar la eficiencia» de la piratería, se abre la puerta para demandar a otros gigantes tecnológicos.
Si Cloudflare puede ser considerado responsable por acelerar y estabilizar la carga de estos portales, surge una pregunta inevitable, ¿qué ocurrirá entonces con plataformas como Google, que los indexan, o con los procesadores de pago que facilitan sus donaciones y membresías? El fallo emitido en Tokio envía un mensaje que trasciende fronteras: la supuesta neutralidad tecnológica deja de ser una defensa válida cuando una empresa obtiene beneficios ,directos o indirectos, del tráfico generado por actividades ilegales.
Veredicto: La infraestructura pirata está bajo asedio
El triunfo legal de Shueisha y las demás editoriales marca un punto de inflexión en la lucha contra la piratería digital. La estrategia ya no se concentra únicamente en perseguir al administrador escondido tras un dominio anónimo, sino en responsabilizar a las empresas formales que sostienen la infraestructura donde estos sitios prosperan. Si compañías como Cloudflare optan por cortar servicios de manera preventiva para evitar nuevas sanciones, el ecosistema pirata podría enfrentar una degradación drástica en velocidad, estabilidad y accesibilidad.
Este cambio de rumbo abre un debate complejo: ¿es legítimo exigir responsabilidad a los proveedores de infraestructura por el contenido que circula a través de sus servicios, o estamos trasladando la culpa demasiado lejos del origen? ¿Hasta qué punto es necesario este tipo de presión para proteger el trabajo de los mangakas y de toda la cadena creativa? ¡Comparte tu perspectiva técnica y ética en los comentarios!