Shuichi Nimura, autor de Osananajimi ga Zettai ni Makenai Love Comedy (Osamake), ha revelado cómo la adaptación al anime de su obra afectó negativamente las ventas de las novelas ligeras originales. En una reciente declaración, el escritor compartió detalles sobre las dificultades que surgieron tras el lanzamiento del anime, poniendo en debate el impacto de las adaptaciones mediáticas en el éxito de las obras literarias.
Osamake: el impacto negativo del anime en las ventas de novelas ligeras

El mundo de las adaptaciones al anime ha demostrado ser un terreno tanto de oportunidades como de riesgos para los autores de novelas ligeras. Shuichi Nimura, creador de la serie Osananajimi ga Zettai ni Makenai Love Comedy (Osamake), compartió recientemente su experiencia tras el lanzamiento de la versión animada de su obra, revelando que en lugar de aumentar la popularidad de la serie, esta adaptación contribuyó a un declive alarmante en las ventas de las novelas ligeras.
La adaptación al anime de Osamake fue producida por Doga Kobo, un estudio reconocido por su trabajo en series populares como Oshi no Ko. Emitido durante la primavera de 2021, el anime generó expectativas entre los fanáticos de las novelas ligeras debido a su premisa única: una comedia romántica centrada en el triunfo de la amiga de la infancia, una figura que suele quedar relegada en este tipo de historias.
Sin embargo, desde su estreno, el anime fue objeto de críticas por problemas técnicos y artísticos. La calidad de la animación fue señalada como uno de los puntos débiles desde el primer episodio, lo que decepcionó a los seguidores que esperaban una producción más cuidada. La controversia alcanzó su punto máximo en el tercer episodio, con una escena de baile que se volvió viral en las redes sociales debido a su ejecución poco fluida y su aspecto visual poco convincente.

Este segmento, apodado como el «baile de Osamake«, generó una gran cantidad de memes y parodias en las redes sociales, lo que hizo que la serie ganara notoriedad, pero por las razones equivocadas. Aunque el fenómeno aumentó la visibilidad de la franquicia, no logró convertir esa atención en apoyo para las novelas ligeras originales.
En una publicación reciente en su cuenta de la red social X/Twitter, Shuichi Nimura compartió cifras que ilustran el impacto negativo que tuvo el anime en las ventas de su obra. Según el autor, mientras que el primer volumen de Osamake disfrutó de una sólida recepción y se reimprimía con frecuencia, el último volumen de la serie apenas logró vender una décima parte de esa cifra.
Antes de la emisión del anime, las novelas ligeras mantenían un crecimiento constante, con dos o tres reimpresiones al mes. Sin embargo, tras el lanzamiento de la adaptación, esa tendencia positiva dio un giro drástico. Las reimpresiones se detuvieron por completo y las ventas comenzaron a caer en picada, hasta el punto de poner en riesgo la sostenibilidad de la serie.

Con el lanzamiento del decimotercer y último volumen de Osamake programado para el 7 de febrero, Shuichi Nimura aprovechó su experiencia para advertir a otros creadores sobre los riesgos de ceder los derechos de adaptación de sus obras. Según el autor, elegir cuidadosamente el estudio de animación, así como al equipo creativo responsable de la producción, es crucial para preservar la calidad y el espíritu de la obra original.
Nimura expresó que, si bien una adaptación al anime puede parecer una oportunidad dorada para alcanzar un público más amplio, también puede convertirse en un arma de doble filo si el resultado no cumple con las expectativas de los fanáticos. En su caso, los errores en la animación y el manejo de la narrativa no solo dañaron la reputación de la serie animada, sino que también tuvieron consecuencias directas en el desempeño comercial de las novelas ligeras.

El caso de Osamake pone en evidencia la importancia de la calidad en las adaptaciones mediáticas y los desafíos que enfrentan los creadores cuando deciden expandir sus obras a otros formatos. Mientras que una buena adaptación puede catapultar una franquicia al éxito, una mala ejecución puede tener el efecto contrario, perjudicando la percepción del público y afectando negativamente las ventas de la obra original.
Para Shuichi Nimura, esta experiencia ha sido una lección difícil pero valiosa, y espera que su historia sirva como un recordatorio para otros autores de la importancia de proteger su trabajo y tomar decisiones informadas al momento de explorar nuevas oportunidades creativas.

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