PlayStation está en el centro de la polémica. La gigante japonesa Sony Interactive Entertainment ha sido formalmente convocada a tribunales en los Países Bajos tras una demanda presentada por la organización de defensa al consumidor Massaschade & Consument. La denuncia acusa a la compañía de imponer precios artificialmente altos en su tienda digital, la PlayStation Store. También acusa a Sony de cerrar el ecosistema de sus consolas para impedir la competencia justa. La controversia ha ido escalando desde febrero de este año. Ahora, con una audiencia inicial prevista para 2025, Sony tendrá que responder ante la justicia neerlandesa. Muchos jugadores consideran esto una verdadera injusticia comercial.
Países Bajos en conflicto con Sony

De acuerdo con la denuncia, Sony habría estado explotando su posición dominante en el mercado, especialmente desde la llegada de las consolas PS5 “digital only”. Estas consolas no permiten el uso de discos físicos. Según un estudio económico citado por la organización, los consumidores pagan en promedio un 47% más por las versiones digitales de los juegos. Esto es en comparación a sus equivalentes físicos, a pesar de que los costos de distribución y producción son mucho menores para Sony en formato digital. La presidenta de la organización, Lucia Melcherts, expresó que los consumidores están siendo empujados a consumir únicamente contenido digital. Además, sin beneficios para el bolsillo del consumidor. Al contrario, están pagando mucho más por menos libertad.
Una de las principales acusaciones es que Sony bloquea activamente la competencia. Impide que otras tiendas digitales puedan ofrecer sus productos en consolas PlayStation. Esto significa que los jugadores no pueden elegir entre distintas plataformas de compra. Como resultado, deben conformarse con los precios que impone Sony. Esta práctica ha sido bautizada como el “impuesto Sony”. Según Massaschade & Consument, constituye una forma de monopolio digital que lesiona tanto a jugadores como a desarrolladores.
Desde la perspectiva de los creadores de videojuegos third-party, la situación también es preocupante. La organización afirma que estos estudios pierden poder de negociación y autonomía. Están obligados a vender bajo los términos y condiciones que establece Sony. Esto incluye la imposibilidad de fijar libremente los precios de sus títulos. El estudio presentado sugiere que Sony obtiene más del doble de beneficio con los juegos digitales que con las versiones físicas. Mientras tanto, el consumidor es quien termina pagando las consecuencias de un entorno sin competencia.

Sony deberá responder en la audiencia
La cifra del daño económico no es menor: según las estimaciones de la demanda, desde 2013 los consumidores neerlandeses han perdido aproximadamente 435 millones de euros por culpa de esta práctica de precios inflados. El reclamo ha ganado fuerza en las últimas semanas. La organización asegura haber recibido decenas de testimonios de jugadores frustrados. Muchos de ellos han invertido miles de horas y grandes sumas de dinero en la plataforma. Sin embargo, han visto cómo Sony aumenta los precios sin ofrecer mejoras tangibles.
Un ejemplo reciente de este descontento generalizado es la reciente subida de precios de PlayStation Plus, el servicio de suscripción de la consola. Para muchos usuarios, esto fue la gota que colmó el vaso. En palabras de Melcherts: “La magia se ha ido. Sony se ha convertido en un monopolista que impone unilateralmente nuevas condiciones. Además exige más dinero sin ofrecer nada a cambio”.
La audiencia inicial de esta demanda está programada para celebrarse en algún punto de 2025. De tener éxito, podría sentar un precedente importante para el mundo del entretenimiento digital. Mientras tanto, los ojos de la industria y de millones de jugadores están puestos sobre Sony. La compañía deberá defender sus prácticas comerciales ante un tribunal. De momento, Sony no ha emitido declaraciones oficiales sobre la demanda.
